El cine y la literatura van de la mano en este viaje llamado vida.
Se nutren, se acompañan, se retan y estimulan son arte, forma de resistir a una contemporaneidad compulsiva y vacía.
Un libro que no es solo para leer, es para sentir los olores, la música y el humo que guarda entre sus líneas. Para los amantes de lo abstracto e innovador, Opio en las Nubes es la mejor receta de lectura. El humo azul, los gatos que hablan y los clásicos de la música hacen parte de la extraordinaria obra ganadora del Premio Nacional de Literatura en 1992, escrita por el bogotano Rafael Chaparro. Su lectura ágil sumerge al lector en un vaivén de instantes donde Pink Tomate, un gato que no sabe si es tomate o gato, ama el olor del vodka con flores y a su dueña, Amarilla. Una ambulancia con whisky, Helga, la ardiente bestia de las nieves, entre otros, trasportan a una historia llena de anacronismos paradojas y fantasías. Por su gran contenido, la obra literaria fue llevada a las tablas por Fabio Rubiano con la intención de, tal como él lo expresa, mostrar lo urbano y personificar a “esas personas, incluyendo los gatos, llenos de sueños podridos y sangre con olor a vodka, a nitrógeno o a sopa de paquete que caminan por todos los sitios de una ciudad, que nosotros hemos caminado o por lo menos hemos querido caminar”.
Un libro que no es solo para leer, es para sentir los olores, la música y el humo que guarda entre sus líneas. Para los amantes de lo abstracto e innovador, Opio en las Nubes es la mejor receta de lectura. El humo azul, los gatos que hablan y los clásicos de la música hacen parte de la extraordinaria obra ganadora del Premio Nacional de Literatura en 1992, escrita por el bogotano Rafael Chaparro. Su lectura ágil sumerge al lector en un vaivén de instantes donde Pink Tomate, un gato que no sabe si es tomate o gato, ama el olor del vodka con flores y a su dueña, Amarilla. Una ambulancia con whisky, Helga, la ardiente bestia de las nieves, entre otros, trasportan a una historia llena de anacronismos paradojas y fantasías. Por su gran contenido, la obra literaria fue llevada a las tablas por Fabio Rubiano con la intención de, tal como él lo expresa, mostrar lo urbano y personificar a “esas personas, incluyendo los gatos, llenos de sueños podridos y sangre con olor a vodka, a nitrógeno o a sopa de paquete que caminan por todos los sitios de una ciudad, que nosotros hemos caminado o por lo menos hemos querido caminar”.
Un libro que no es solo para leer, es para sentir los olores, la música y el humo que guarda entre sus líneas.
ResponderEliminarPara los amantes de lo abstracto e innovador, Opio en las Nubes es la mejor receta de lectura. El humo azul, los gatos que hablan y los clásicos de la música hacen parte de la extraordinaria obra ganadora del Premio Nacional de Literatura en 1992, escrita por el bogotano Rafael Chaparro.
Su lectura ágil sumerge al lector en un vaivén de instantes donde Pink Tomate, un gato que no sabe si es tomate o gato, ama el olor del vodka con flores y a su dueña, Amarilla. Una ambulancia con whisky, Helga, la ardiente bestia de las nieves, entre otros, trasportan a una historia llena de anacronismos paradojas y fantasías.
Por su gran contenido, la obra literaria fue llevada a las tablas por Fabio Rubiano con la intención de, tal como él lo expresa, mostrar lo urbano y personificar a “esas personas, incluyendo los gatos, llenos de sueños podridos y sangre con olor a vodka, a nitrógeno o a sopa de paquete que caminan por todos los sitios de una ciudad, que nosotros hemos caminado o por lo menos hemos querido caminar”.
Un libro que no es solo para leer, es para sentir los olores, la música y el humo que guarda entre sus líneas.
ResponderEliminarPara los amantes de lo abstracto e innovador, Opio en las Nubes es la mejor receta de lectura. El humo azul, los gatos que hablan y los clásicos de la música hacen parte de la extraordinaria obra ganadora del Premio Nacional de Literatura en 1992, escrita por el bogotano Rafael Chaparro.
Su lectura ágil sumerge al lector en un vaivén de instantes donde Pink Tomate, un gato que no sabe si es tomate o gato, ama el olor del vodka con flores y a su dueña, Amarilla. Una ambulancia con whisky, Helga, la ardiente bestia de las nieves, entre otros, trasportan a una historia llena de anacronismos paradojas y fantasías.
Por su gran contenido, la obra literaria fue llevada a las tablas por Fabio Rubiano con la intención de, tal como él lo expresa, mostrar lo urbano y personificar a “esas personas, incluyendo los gatos, llenos de sueños podridos y sangre con olor a vodka, a nitrógeno o a sopa de paquete que caminan por todos los sitios de una ciudad, que nosotros hemos caminado o por lo menos hemos querido caminar”.